Son montículos de piedras, levantados en honor a la Pachamama.
Cada vez que se llega a un Apacheta se deposita una o más piedras junto con una ofrenda, que puede ser hojas de coca, en señal de respeto al espíritu que allí habita. El caminante pide entonces permiso para ingresar a un lugar nuevo, y protección para continuar su viaje.
Bautizamos a esta variedad de tabaco Pachamama con el nombre de Apacheta buscando dejar una marca, una señal, ya que definitivamente es un producto que se distingue por encima del resto.
De carácter avainillado, las hebras doradas y castañas de tabaco Virginia generan un inmejorable maridaje dando como resultado una dulce experiencia.